Punto de ebullición

Y todo mientras hervía el agua. Todo, absolutamente todo, pasa mientras hierve el agua. No tomaré más té, más café soluble, más mate. Compraré un garrafón. Veinte litros. Que no hierva más agua. Que se ahogue. La puta madre que la parió.

Y tan fácil que me parecía golpear las letras en la máquina de escribir. Y tanto que me lastimaban. Tanto como cuando te quemas la lengua con agua hirviendo, y te queda una marca por unos días. ¿Se queman las papilas gustativas? No sé, pero nada sabe igual durante unos días. Así. ¡Claro! Por eso aventé la puta máquina contra la pared, por culpa del agua hirviendo, y la puta que la parió.

Por eso me voy caminando, casi corriendo. Escapo. Huyo. Me voy a la puta mierda de aquí. Porque mientras hierve el agua la vida se transforma, nos convertimos en seres incomprensibles, nos inventamos en otros lados, lejos de nosotros mismos. Nos involucramos los unos con los otros, y aprendemos a querernos para empezar a odiarnos.

Ya. Me voy. Me llevo las hojas que escribí.

Las releo. No completas. ¿Para qué las releería completas?

"/Una vez más siento la necesidad de respirarte en los espacios más oscuros/." Me fui a la mierda con eso. Al carajo. A la puta madre. Ahí se acabó. Ya vi que aceleré el paso, que hago muecas de incomodidad, de sufrimiento, de querer llorar y bancármela para demostrarme lo fuerte que soy sin ti. Imposible. Un idiota. ¿Por qué querer vencer lo invencible? Por lo mismo que nos enamoramos.

"Porque a pesar de todo, /cualquier estación para mí es primavera con vos/. Porque valgo algo cuando estoy contigo /pero cuando te vas me dejás con la más dulce pena matándome adentro, y un otoño vacío en el centro que sólo se llena con un poco más de tu esencia en las venas/."

Un navegante con rumbo perdido, un náufrago. Porque lo quiero todo. "Porque /me han dicho que hay un lugar donde el sol del mediodía no quema/."

Y como buen navegante quiero encontrar más islas ahora que tengo mapa, ¿verdad? Como buen navegante quiero conocer más y más pero no quiero irme de la isla en la que tú estás. Y ahora no sé qué pasa. No sé qué prefiero. Porque me voy y me quedo, porque tal vez /prefiero naufragar en este mar de corcheas locas de atar, hasta tus besos olvidar/.

Esa basura que te escribí no sirve para un carajo. No sirve, es inútil, es sólo eso: basura. Alguien debería de reciclar esas hojas y hacer que valgan de algo.

Significarían algo si no hubiese hervido el agua. Si no me hubieras llamado para decirme "adiós, buena suerte y hasta luego", dejándome con las hojas a medio escribir, culpándome a mí mismo, con el café casi listo y el agua hirviendo, en su punto de ebullición. Pero ahora no significan nada, porque me quemé. Me quemé la lengua. Por un tiempo no voy a distinguir sabores. Y duele. Como su chingada madre que duele.

Si el agua no hubiera hervido habría café, tendría mi máquina de escribir y una carta en tu buzón. Pero hirvió. Y ahí se acabó. La puta madre que la parió.

7 comentarios: