Un tipo promedio

Nada especial, un tipo promedio. Ni tan joven, ni tan viejo. Tomará decisiones que nos afectarán a todos y mantendrá esa sonrisa que tiene, la de siempre, la que todos conocemos.

Nunca se le ha descompuesto el carro en un día lluvioso, jamás llega tarde, nunca ha tenido un ojo morado, no conoce el encierro y nunca se ha enamorado. No muchas crudas, no muchas pedas, no muchas mujeres. Nunca excede el límite, o por lo menos el límite que podemos ver todos.

Y se planta con esa sonrisa estéril, mirándonos. Luciendo correcto, siendo educado. Sin embargo, nunca ha cagado en un baño público ni ha destapado un inodoro. Nunca ha visto la mierda de los demás (y no me refiero al excremento).

Sé que algo estudió y en algo será bueno, pero no se es bueno en algo por el hecho de haber estudiado, en realidad, todos somos buenos en una cosa, estudiemos o no. Así que no es el gran cuento, es obvio que tampoco fue el mejor de su clase.

Pero ahí está, con esa sonrisa, la única que tiene. Evita el escándalo y no piensa más allá. No sabe quién es Fante, Hesse, ni Hemingway. Ni idea de Hume, Kant y Popper, (¿para qué sirven?). Si le pusieran un Miró en frente pensaría que más bien lo pintó algún niño, (bueno, tal vez yo también). Sin embargo él decidirá qué tanto invertimos en ciencia y en arte. De su criterio depende bastante el desarrollo científico y cultural que tengamos por lo menos, en seis años.

Este tipo, que no ha vivido lo que otras personas, tomará decisiones. Y su sonrisa seguirá siendo tan blanca. Tiene un buen dentista ¿sabes? Ni siquiera conoce el dolor de las muelas picadas.

Todos los días lo veo en el mismo espectacular de siempre, en los mismos anuncios y en la propaganda que se paga con mis impuestos. Me desea una feliz navidad y me invita a ejercer mi derecho al voto.

Él tomará decisiones y hará del país una fábrica de tipos promedio. Gente que no lea, que no haga deporte, que no estudie, gente que se enorgullece de usar el carril del metrobús para ahorrar tiempo. No es de sorprenderse, lo mismo hicieron con él. Es otro producto de la fábrica de tipos promedio. Lo mismo ha sido siempre. De cierta forma, él ni siquiera tiene la culpa. A él le enseñaron a sonreír y con esa sonrisa monótona, todo seguirá siendo igual.

Pero, ¿sabes? no estoy hablando de ningún candidato en particular. No estoy tirándole tierra a ninguno de los tres candidatos del momento, los que todos conocemos. Yo estoy hablando del mismo candidato de siempre y que siempre ha existido. El mismo de cada sexenio sin importar el partido al que pertenezca. Sea hombre, mujer o quimera. El mismo tipo común que quiere ser presidente en cada elección. El mismo cabrón que quién sabe cómo pudo llegar tan lejos. Esa persona que claramente no tiene principios claros. Vaya, un tipo promedio a cargo de un país.

(En fin, aquí es donde normalmente se escribe un último párrafo concluyendo algo… pero carajo, ¿qué puede concluir uno de esto?)


Bonita semana jaja

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