Deshacer


Iba a escribir sobre vos
pero no lo haré

porque soy un buen tipo,
porque mantengo la cordura,
porque no le temo
a mis pasos
cuando avanzan,
porque digo adiós
y no hasta luego

Ni funeral
ni llantos
ni suspiros

Creo que el poeta
tiene razón,
la culpa es de uno,
cuando no enamora,
y no de los pretextos,
ni del tiempo.  




Tertulia de Tocador


"¿Cómo saben los ciegos si tienen la cola limpia?"
Sofía


-Volteá al otro lado, me gritó Sofía. Casi instintivamente, voltié. Subió las escaleras de su cuarto, un sótano; y con zozobra, cual sigilo felino, cruzó el patio en bolas hasta el baño; que ahora sí tiene puerta.
Como ustedes imaginan, si bien no las vi, pude escucharlas.
-¿Cómo saben los ciegos si tienen la cola limpia?, gritó desde el baño. 
-¡Lo sienten!, replicó Daniela desde el sótano. 
-¿Tú lo sientes?, preguntó Sofía. 
Escuché el toser que no es toser, prrrf prrrf, esa jugarreta del esfínter. Luego de pedorrearse a gusto, nos embriagó con un silencio abismal. Pero su plegaria cortó el silencio y nos sacó de aquel sopor profundo. 
-¿Dani, te puedo pedir un favor? ¿me puedes pasar papel?, preguntó Sofía 
-¡Por qué nunca vas con papel!, gritó Daniela.
-¡Tú tampoco lo llevas! pero yo te lo subo siempre, con gusto, porque me alegro de saber que tu colita va a quedar bien limpia -argumentó Sofía-; que ya estaba sentada en la intimidad. 
Luego de un suspenso atroz, cuando la compasión se vistió de desesperanza, suplicó:
-¡Por favor! está oscuro y se me va a secar.
Y luego silencio.

Recuerdo que una vez Sofía me dijo: "los pedos tienen corazón de viento"; hoy, ellos le pasaban la factura.
En ese instante supe que su suerte estaba echada al destino, pero preferí callar. Luego la esperanza iluminó a Sofía. 
-¡Encontré una toalla!, gritó.
-¡Ya ten!, respondió Daniela -la toalla era suya y debía ser protegida-
Subió galopando las escaleras y, cuando miré, muy sigilosamente, ahí estaba el reluciente papel esperando las nalgas desesperadas de Sofía. 
Cuando la celulosa pasó por la rendija, cual caballo de Troya, supe que Sofía se embriagaba de alegría y se sumía en éxtasis; al fin podría despojarse de los monstruos tristes de su cuerpo.




Un mate no se le niega a nadie

"Mirá, un mate es como un punto y aparte. Uno lo toma y después se puede empezar un nuevo párrafo."  Cortázar



Desde los simbolistas traduciendo el absinthe en poesía hasta una plática tranquila en la ronda de mate, nos realizamos en los rituales: en ellos parimos la reflexión artística y reinventamos el espíritu de pertenencia.

El crujir de la hoja de coca en la boca de una chola, son las proezas del imperio inca en Sudamérica. Están las canciones huicholes en el sabor del peyote. Son los aztecas a grito de guerra los que marchan en el pulque. Habla quichua la flauta andina en el ritual de la ayahuasca y, el ruido del agua hirviendo que sube por la bombilla, son los charrúas en la ronda de mate.

Desde la época precolombina, en el Río de la Plata tenemos esta bebida que nos enorgullece por haber desafiado la erosión del tiempo: el mate.

El mate es una infusión, como el té. 

-¿De dónde sale la yerba mate?, me preguntó un amigo escéptico. 
- Mirá, Sale de un arbusto enano, el Ilex paraguariensis; luego la hoja y el palo se secan para hacer diferentes tipos de mezclas

Hay ligeras diferencias a la hora de tomar mate en las dos orillas del Río de la Plata, en Uruguay se toma la mezcla sin palo, en Argentina con palo. Pero más allá de las variaciones de la yerba, el ritual del mate no es ni argentino ni uruguayo, es simplemente "rioplatense".

En el Uruguay comenzamos a tomar mate desde gurises, la conspiración comienza cuando las abuelas preparan el mate dulce, le ponen un poquito de azúcar para que al chiquilín no le sepa tan amargo, y reciba el primer mate con cariño. Luego, al crecer, tomarán mates con su familia, creando un lazo indestructible entre afecto y mate. La segunda revolución personal ocurre el día en que nos preparamos un mate para nosotros mismos; ese día comenzamos a pensar.

Es imposible tomarse un mate y no meditar, en ese preciso momento en que sube el vapor del agua hirviendo de la primera cebada, surge la primera idea; si estás en compañía, surge la primera plática.

Se podría escribir ensayos enteros sobre las bondades de la yerba mate: retrasa el envejecimiento por contener una alta concentración de antioxidantes, tiene efecto estimulante, tónico y diurético. Es más fuerte que el té verde, más saludable que el café, más natural que el Ritalin, más efectivo que el Red Bull y no te desconecta de la realidad: como el alcohol o la marihuana. La yerba mate no está prohibida en ningún país ni genera dependencia.

El mate se puede tomar de dos formas: solo o en el ritual de la ronda. Una característica distintiva de la ronda de mate, es su simpleza: el mate se burla del salón de té, con todos sus lujos, protocolos, modismos sociales. Con su rutina, cucharas de plata, aditivos; sus señoras de clase alta en el ritual de las apariencias. Prescinde de la parsimonia para dejar espacio a lo auténtico, con la sencillez de una bombilla en el porongo. La ronda de mate está por encima de los apellidos, las ideologías y los problemas.

Cuando nos acercamos a una ronda de mate lo primero que vemos es el porongo, una calabaza especial donde se coloca la yerba mate (el joven principiante debe saber que existen diferentes tamaños y formas, adaptados según la individualidad y preferencias de cada persona); a continuación se pone agua caliente (el cebado) sobre la yerba, para luego sorber la infusión por un popote metálico: la bombilla. Si bien parece sencillo, quien prepara el mate (el cebador), debe estar adiestrado en el arte de cebar, una habilidad que se adquiere con los años. La ronda de mate tiene ritmo, el sonido de la bombilla es la medida del tiempo en la ronda; aunque el mate ya esté frío, si la plática es buena, la ronda es buena, y la mateada puede extenderse horas.

En la ronda de mate siempre hay un lenguaje ritual codificado, hay que recordar un conjunto de reglas con las que el cebador y el invitado se comunican a través de la ronda, ya sea en la plática directa o en el simbolismo del arte de cebar. Hay un orden, el mate se pasa en sentido de las agujas del reloj. Brindar un mate al recién llegado traduce el agrado o felicidad que se siente hacia la visita; rechazarlo implica, por el contrario, desprecio. Cuando alguien nos ofrece un mate, se usa siempre la mano derecha para recibirlo; se debe tomar el mate hasta acabarlo y, si la bombilla hace ruido, mejor. Cuando no deseamos tomar más, le decimos gracias al cebador.

Para participar en el ritual debemos conocer los significados ocultos, estos son los códigos de la ronda de mate decodificados:

Mate dulce: Brindarle a alguien un mate dulce significa amistad, cariño fiel.

Mate chorreando: Se le ceba un mate chorreando a una visita o presencia inoportuna.

Mate con la bombilla hacia atrás: Significa desprecio, ya que no hay esmero por parte del cebador en agasajar correctamente a su convidado.

El Mate de la despedida: Depende de las cualidades del cebador al cebarlo. Si es un mate rico o apetitoso, se transmite el deseo de un pronto retorno: "vuelve pronto"en tanto si se trata de un mate lavado, el significado es: "no te espero". 

Mate corto: Es el mate cebado con poca agua, permite ofrecer con mayor frecuencia el mate, aumentando el contacto entre las manos de la cebadora y el convidado. Significado: quiero verte más seguido. 

Mate del estribo: En el medio rural la dinámica de la tertulia no culmina generalmente con el retiro del visitante, sino que se extiende, aún cuando éste se ha despedido siguiendo todas las reglas, al momento en que monta su caballo para partir. Si se trata de una persona muy estimada, los dueños de casa, con el fin de seguir dialogando, le ofrecen un nuevo mate. 

Mate espumoso: Los mates con mucha espuma se caracterizan por su exquisito sabor, hecho que se ha vinculado al amor, determinando con pequeñas variantes: "te quiero con todas las de la ley", correspondencia amorosa, cariño verdadero, "te amo demasiado".

Mate ensillado: Si cuando llega una visita no se cambia toda la cebadura, sino tan solo una pequeña porción de yerba, significa que no deseamos tomar muchos mates con esa visita. En este sentido se le da el significado de molestia disimulada o aprecio fingido. 

Mate frío: El significado de un mate frío abarca desde la indiferencia hasta el desprecio.

Mate lavado: La expresión mate lavado, si bien recoge muchas variantes en el lenguaje simbólico, encierra siempre un mismo espíritu: rechazo. 

Mate con sal: Se lo utiliza para transmitirle al convidad que se marche. 

Mate vacío: Ya que el mate es el mejor vehículo para mantener una conversación, cuando se entrega sin agua (vacío), se da a entender que ha terminado un diálogo o una relación amorosa. 

Mate al recién llegado: El mate recién aprontado expresa agrado por la visita, razón por la cual fue denominado mate de agasajo o mate de bienvenida. 
          
- ¿Qué es para vos un mate? -le pregunté a una amiga
- Es como una canción, cuando tomás un mate se alternan los silencios con la plática.

Tomar una lata de refresco como Pepsi o Coca Cola, es un acto desechable; no imprime una marca diferente en la rutina, no inspira ningún instante mágico. A diferencia del consumo veloz; la ronda de mate es un espacio atemporal, que desafía de forma subrepticia la rutina de la vida posmoderna.

El mate no es un refresco, nadie toma mate porque tenga sed. Hay una distancia abismal entre la bebida ritual y el refresco comercial. La bebida hace el ritual porque tiene voz propia y, de alguna manera, cuando la escuchamos hay costumbres, historias y misterios. Los refrescos se han expandido por todo el mundo, pero no engañan al espíritu; cuando destapamos una Coca Cola, no se escucha nada.



"El mate es exactamente lo contrario a la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo." 
Lalo Mir
    Jorge G. Zea, Mate abstracto. 2012

Vivimos una revolución mateica, gracias a la invención del termo el mate está colonizando las ciudades para apropiarse del espacio público. Es normal ver a los montevideanos con su termo bajo el brazo, mate en mano van al trabajo, a la oficina, a caminar; van con sus hijos, novias, amigos, porque el mate es una bebida que sabe mejor cuando estás acompañado.

Dice Lalo Mir que un mate es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir gracias al menos una vez al día.
Es la actitud franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

El mate es nada más y nada menos que una demostración de valores.
Hace del tiempo una ronda y nos inspira fraternidad.
Se respira la familia, se huelen los consejos y se oyen los amigos.
Se bebe el tiempo, la confianza, los abrazos.



Fuentes-.

Cortázar, Julio. Rayuela. Capítulo 28. Editorial Cátedra, primera edición, 2008.
Mir, Lalo. Un mate y un amor. Radio Mitre “Lalo Bla Bla”. Buenos Aires
Web Canarias, el mate de mi país / Códigos del Mate / El Ritual. www.canarias.com.uy
Abella, Gonzalo. Mitos leyendas y tradiciones de la Banda Oriental. Editorial Monteverde, 2001.

Videos recomendados-.

"Llevar un mate a un amigo"  www.youtube.com/watch?v=K-QUZDLlt_g

Breve Y Único Diario

12 de septiembre, 2012

La gente siempre cuestiona mis actos, y a veces también yo lo hago. Hoy decidí empezar un diario para tener un lugar donde escribir y escribir y escribir y tal vez dibujar algún corazón [donde se lea "tú y yo"]. ¿Por qué dibujar un corazón y no empezar un cuento? Porque tiendo a evitar los cuentos. Me gusta escapar de ellos como lo hago del tiempo de los demás, aunque a veces esto resulta complicado. Casi tan complicado como explicar la razón por la cuál hoy decidí cebar un mate y no preparar una(s) taza(s) de té, pero no tan complicada como la razón por la que sigo escapando de ti. Ésta razón es muy sencilla de explicar, las mujeres son muy cercanas a los cuentos. Me atrevería a decir que sirven como puentes, que tal vez sólo funcionan como meros recursos literarios. Y por eso escapo de las mujeres, porque me hacen escribir y escribir y escribir y encontrarme conmigo mismo y cuestionarme y total, ya hay un cuento.

Y esa es la razón que intento darle al hecho de que escapo de ti y te evito, te renuncio. Tal vez empezar éste diario es un símbolo de rebeldía contra la imposición de tus labios sobre los míos, de tu imagen en mi pensamiento. Pero ese no es el punto. Lo importante es que sigo sin estar seguro de por qué escribo esto y por qué lo hago mientras espero a que el semáforo se ponga en verde y poder seguir avanzando.

13 de septiembre

Intento escabullirme, pasar desapercibido por tus pensamientos, pero no lo he logrado. Hoy de algún modo me alcanzaste e intentaste que te acompañara a jugar a la Rayuela en medio de la universidad, y de haber aceptado tu invitación ¡tras! ya habría cuento. Además uno intenta no enamorarse de ti y haces todo lo posible para que mi cuerpo comience la terrible segregación de endorfinas con el simple hecho de escuchar tu nombre. Pero me mantengo firme, y me voy, y te dejo parada como esperando a que yo regrese y te tome de la cintura y le demuestre a todo mundo que a veces puedo dejar de ser el hijo de puta.

El enorme problema son las casualidades. Te empeñabas en hacer que cada encuentro pareciera obra de la casualidad, y así era. Y yo te miraba, y cerraba los ojos, y pensaba: "No, no la mires, no te enamores". Y abro los ojos y te veo frente a mi cuestionando mis gestos y mis miradas. No sabes que eres lo peor que me podría haber pasado por éstas fechas, porque te amo y amarte me está cagando.

Y me estás cagando tú también.

18 de septiembre, por la mañana

Aún traigo el esófago destrozado por la estúpida ingesta de tequila llevada a cabo por tu servidor durante las fiestas patrias. Llevo cinco días sin verte y el nivel de endorfinas se ha reducido considerablemente. La verdad es que estos días te he extrañado tanto que te escribí un soneto que no pude terminar como es debido porque no todos tenemos tiempo para ser tan pretenciosos.

Zona de penumbra entre la noche del 18 de septiembre y la madrugada del 19

Nada de esto es justo. Frente a mi tengo como veinte sobres de té ya usados y casi todos mis cigarros consumidos. El problema es la gran hoja en blanco que he estado observando desde hace largo rato (creo que desde que decidí dejarte con una rosa en la mano porque, mujer, tengo prisa de llegar a casa).

Digo que no es justo porque esto ya es un problema grave. Si fueras como el resto de las mujeres, si fueras un puente para un cuento algo mediocre, ya habría acabado de contar tu historia. Pero no me funcionas ni como recurso literario, no puedo escribirte ni un verso. En cambio me desahogo escribiendo en éste jodido diario porque ya me enamoré de ti y eres mi Maga y el asunto ya no tiene vuelta atrás. Me condenas a sufrirte porque tu amor es una cagada que llegó en el peor momento y yo me vuelvo un idiota cuando estoy enamorado. Me vuelvo tan idiota que comienzo a desvariar cuando estoy contigo y no dejo de hablar de ti en todo el jodido día y cierro los ojos y ahí estás. Coño, me empapas el alma.

Y me ahorraría ésta desvelada y la tinta malgastada si no hubiera pasado el día contigo y con tus uñas cuyo color me recuerda el vino. Me miras, me hablas de filosofía, me intentas enamorar un poco más y sabes hacerlo perfectamente porque, finalmente, termino siendo un cliché de mi mismo que es tan predecible que basta con que tu piel me roce un poco para someterme a tu dictadura. Pero debo ser fuerte, dejar de escribir en éste diario porque sus hojas ya me saben a ti. Además deben haber cosas más interesantes qué hacer que desahogar mi frustración en estos trozos de papel.

23 de septiembre

Sólo estoy poéticamente enamorado, eso es todo.

4 de octubre

No renuncio a nada, simplemente hago lo que puedo para que las cosas me renuncien a mi. Algo así escribió Cortázar en "Rayuela", en el capítulo 31, me parece que es el vigésimo quinto diálogo en una discusión entre Oliveira y Gregorovius. Y esto lo acabo de leer hoy, justo hoy que te encontré acechándome como siempre y que me preguntaste "Rodrigo, ¿por qué me evitas?", y yo no supe qué responder. Porque la verdad es que lo hago, acostumbro a separarme de las cosas porque le tengo un cierto miedo al compromiso y a toda la mierda que el noviazgo (o simplemente digamos relación, no hay que ser tan radicales) trae consigo. Vamos, hay todo un protocolo social que hay que seguir, y los protocolos sociales son nefastos. Me cuesta trabajo seguir un cierto patrón de conductas cuando yo ni siquiera me explico por qué a veces me comporto como me comporto. Lo que sí me perece pertinente resaltar es el hecho de que nos encanta estarle dando vueltas al asunto y jugarle al amor cortés para al final sólo llegar al sexo, cuando podríamos habernos ahorrado todo el protocolo y habernos desvestido ipso facto. Pero todo esto es mentira, o no importa. El punto es que te evito porque no me serviste ni de puente para escribir algo, y te sigo amando, y estoy jodido.

10 de octubre

"Inercia. Todo dura siempre un poco más de lo que debería". 

En otros asuntos, hoy te escribí un poema.

19 de octubre, por la mañana

Los últimos días los viví sin saber dónde estaba el diario, y tal vez sea esa la razón por la que estuve contigo tanto tiempo. Besándonos y recitándonos a Neruda y a Borges y me hablaste un poco de Girondo porque de ese señor he leído muy poco y yo me ponía unas pedas dignas de un personaje de Hemingway porque me caga estar enamorado de ti. 

Te amo, eres mi Maga. Me convertiste en un estúpido que vive todos los días para encontrar casualidades en todos lados sólo para darse cuenta de que nada es casualidad porque todo está premeditado por una mujer como tú. Te metiste tan dentro de mi que de seguro tuviste la culpa de que yo empezara éste diario, éstas siempre fueron tus intenciones. Que yo escribiera en un diario que leería una y otra vez todos los días con el simple objetivo de convencerme de que estaba enamorado de ti y que eso no debía cagarme aunque ya no me sirvieras de recurso literario. Así que me resigno, tú ganas. Te amo, y lo haré hasta que alguna tragedia nos joda y alguno de los dos termine sumergido en uno de esos estados pelenopelezcos que tan bien caracterizan los finales de mis historias de amor.

Te amo, la puta madre.

19 de octubre, muy de noche.

Hoy fue la primera vez que hicimos el amor, y mientras lo hacíamos escribí veinte cuentos dentro de mi cabeza (los hubiera escrito en éste diario si mis pantalones no estuvieran tan lejos). Lo jodiste por completo, estaba enamorado de la idea algo platónica que tenía de ti, de tu sexo, de tu cuerpo. Todo se fue a la mierda, ya no te amo porque ya todo se ha consumado en lo que puede llegar a ser. Gracias por ser otra más en la lista de los encuentros carnales y banales.

En realidad no tengo mucho qué decir. Volveré a ser un hijo de puta y a la mierda con éste diario. Tengo que escribir más cuentos.

Vacío


Y sientes ese vacío:
Aunque comas y veas la tele,
platiques con tu madre,
recojas los platos y saques
la basura del domingo.
Ese vacío que no se va, que
te estruja y desespera.

Guardas la calma, o eso intentas.
El chiste es no decirle a nadie.
Tal vez porque no quieres molestar
o porque no quieres que nadie se entere.
- La segunda más que la primera -

(¿Pues qué les importa?)

Así que vas a la escuela y pretendes estar bien,
(aunque no sepas muy bien cómo).
Saludas a algunos
y evitas a otros;
sonríes para no desentonar y
notas que todos hacen lo mismo:
¿No será que todos están vacíos
igual que yo?

Escoges la silla que está al fondo
y esperas. Mientras el vacío
te carcome y
las palomas caminan.
Mientras
el sol caliente no cesa de apuntarte
por la ventana.

Atiendes por diez minutos.
Dibujas garabatos sin sentido e intentas distraerte.
Ese vacío no te deja.
Como si te arrancara algo.
Como si te chupara el alma.
Te sientes incompleto y quisieras
dejarte llevar por el viento,
arrastrar por las olas y
consumir por los gritos.



Te haces a la idea:
hoy no serás una persona libre
y te resignas, tranquilo.
Disimulas un rato.
Intentas no hablar mucho
y escuchas amablemente.
Regresas a tu casa y
juegas fifa, o comes,
o sales al jardín o ves a tu vecina.
Nada sirve.
Y nadie nota el vacío en tu interior
pero, en el fondo, está bien.
No quieres que nadie lo descubra.
La gente debe pensar que eres fuerte,
para que desarrollen esa idea de que
"no los entiendes".
Para que tu sangre corte.

Así que te molesta más sentir el vacío que el vacío en sí.
Y no lo puedes explicar.
Y no puedes explicar nada.
(¿Qué se hace en estos casos?).
Aprovechas el tiempo perdiéndolo y
te vuelves un experto en mirar a la pared
y fruncir tus cejas.
Arrugar tu frente…

Ya la luna te observa
por la ventana y
la noche
te corta con su silencio.
Y es ahí cuando
descubres, 
muy en el fondo, 
que ese vacío es tu
aliado.
Y que está bien sentirse
incompleto de vez en cuando,
porque un ser humano
vacío,
por definición está más completo
que cualquiera que asegure 
estar lleno.