Un poema más


Me encontré perdido en un bosque frondoso,
huyendo de aquello sin ser vez primera.
Y ocultándome sólo, como cualquiera,
temblaban mis pies con andar silencioso.

El camino era oscuro, mi alma viajera.
Y siendo necio me ignoraba vacío,
más me encontró una flor con su rocío,
que me llenó de dulzura y primavera.

“¿Por qué estás tan sólo? ¿Qué haces perdido?”
- Susurró la flor con delicadeza,
moviendo su tallo con ligereza
y diciendo: “sígueme, que yo te cuido.”

Y entonces la flor me distrajo de aquello.
Y me cautivó con sus pecas, con sus ojos;
sin darme cuenta que sus pétalos rojos
me atrapaban en su bosque de un destello.

Y estando a oscuras, cuando calma sentía,
me abandonó la flor de forma artera.
Me encontré sólo, como cualquiera,
y me atrapó aquello de lo que huía.

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(...y pues nada, ahora estoy enamorado).

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