Hay veces que lo sé ocultar.
Cuando no, las lágrimas
escurren por mi cara.
Mi ropa se mancha de rosa.
Es difícil intentar
pasar como alguien normal
cuando, en realidad,
la melancolía me asfixia.
Me estoy derrumbando.
No he admitido
la falta que me has hecho.
Cada noche te lloro.
Aún llevo tu beso
marcado en mis labios.
Efímero gesto de amor
que, por repetir, muero.
Anoche soñé contigo.
Tal vez sea la razón
por la que te escribo.
O tal vez sea porque te extraño.
En mi vida, tu estancia
no fue fugaz.
Hoy diría que tu indiferencia
es mentira.
Sé que también me extrañas.
Por más fuerte que parezcas,
cada madrugada me lloras.
Mis besos también añoras.
Tú también te derrumbas.
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