Susurros

Hubo un tiempo en el que me perdí a mí mismo,
dejé a mis sentimientos llevarme a un abismo
donde me olvidé de lo que soy y de lo que fuí,
y bajo una cascada fue que me dormí.

Fue en aquella helada cascada
donde fui sometido a la agonía de la soledad.
El agua me cubrió por todos lados
y asfixió por completo mis sentidos.

Desorientado, confuso, dormido,
nunca pensé en siquiera poder salir.
Quería seguir cubierto bajo el agua
porque ahí nadie me podría encontrar.

Y diluyendo mi alma en la corriente
de aquella agua que cae eternamente,
fue como escuché unos susurros
que me hicieron despertar de mi letargo.

Aquellos susurros me levantaron
e hicieron que me acordara de quién soy,
de quién debo ser,
y sobre todo, de lo que fuí.

Y entonces, entre aquellas tinieblas solemnes,
fue como busqué la fuente de aquellos susurros.
La busqué por todos lados, tanto arriba como abajo.
Tanto en el momento, como en el recuerdo.

Y no la encontré ni en el ayer, ni en el mañana,
tampoco en mi abismo, ni en el tuyo.
Di muchas vueltas dentro de mi, revolví todo,
busqué por todo mi interior... Pero venían del exterior.

Los susurros venían de ella.
De su boca, de sus labios, de su corazón...
Provenían de la chica que estaba frente a mí
y que yo no había visto.